lunes, 30 de junio de 2014

El éxito está en ‘qué no hacer’



Cada vez habrá más Knowmad: Know (conocimiento) y Mad(nómada), esto es: Nómadas del Conocimiento, una persona con un perfil definido por un conjunto de características, donde una de las más destacables es que: no entiende de fronteras ni de límites geográficos, políticos, sociales, económicos, culturales. Su concepción de mundo no es local, sino global.

Bajo ese prisma, en un entorno, donde hay una tendencia a difuminarse las fronteras de espacio y tiempo, desde mi punto de vista, hay una variable crítica para el éxito: la productividad. Y es así porque hay muchas amenazas que la ponen en peligro.

Para tener éxito hay que ser productivo

No hay otra alternativa, y:

Productividad no es hacer muchas cosas,
sino eliminar todo lo que no tiene que hacerse

Ya decía Warren Buffet, autor incluido en Aprendiendo de los mejores (Alienta, 5ª edición), que:
La diferencia entre las personas ‘exitosas’ y las ‘muy exitosas’, 
es que las ‘muy exitosas’ dicen NO a casi todo

Productividad es centrarse en lo importante, y descartar todo lo demás. Esta idea la tiene clara poca gente. La mayoría de la gente cree que ser productivo consiste en cómo meter en la agenda más y más cosas. Error garrafal. Trabajar menos no es pereza, sino inteligencia. Poner el foco y la atención en lo relevante dejando a un lado el resto de las cosas.

La Productividad es el resultado de unos objetivos bien definidos, porque cuando uno tienes las cosas claras es fácil saber en qué centrarse.

Hoy ha vuelto a caer en mis manos, un artículo que tenía recopilado del conocido Timothy Ferriss —él de esto sabe bastante—, autor del libro La semana laboral de 4 horas. El título del artículo es: La lista de cosas que no hay que hacer. 9 costumbres que deben abandonarse ya. Lo publicó el 6 de febrero de 2008. Lo recupero y reproduzco y resumo algunas partes porque apunta algunos tips que conviene tener en cuenta para ganar la batalla de la productividad. Seguro que es de tu interés:

1. No contestes llamadas de números de teléfono sin identificar.
Sorpende a los demás, pero no dejes que te sorprendan a ti. Las consecuencias son interrupciones no deseadas o una situación no muy propicia para negociar. Deja que graben un mensaje en tu buzón de voz.

2. No mires el correo electrónico a primera hora de la mañana o a última hora de la noche.
La primera opción afecta a tus prioridades y planes para el día, y la segunda te provocará insomnio. El correo electrónico puede esperar hasta las 10 de la mañana, después de que hayas resuelto al menos un asunto importante.

3. No aceptes reuniones ni llamadas si no están claros el orden del día o su duración.
Si el objetivo está claramente definido o hay una fecha y una lista de temas a tratar, ninguna reunión o llamada debería durar más de 30 minutos. Conciértalas con antelación a fin de poder prepararla a conciencia y emplear bien el tiempo.

4. No permitas que la gente divague.
Olvídate del ‘¿Qué tal va todo?’ cuando alguien te llame. Limítate a preguntar ‘¿Qué pasa?’ o a decir ‘Estoy ocupado, ¿qué ocurre?’. Mucha veces, para zanjar un asunto, hay que ir al grano.

5. No revises constantemente el correo electrónico. Contente y revísalo a las horas establecidas.
Deshazte de ese dispensador de papelinas de cocaína que es el correo electrónico y concéntrate en los asuntos importantes que debes resolver en vez de responder a supuestas emergencias. Instala un contestador automático de mensajes y revisa el correo dos o tres veces al día.

6. Limita al mínimo la comunicación con los clientes que dan pocos beneficios y que sean muy exigentes.
No hay ningún camino que garantice el éxito, pero el más seguro es tratar de complacer a todo el mundo. Haz un análisis 80/20 de tus clientes en base a dos aspectos: qué 20% genera el 80% o más de beneficios y qué 20% consume el 80% de tu tiempo. Luego pon el más y menos productivo en piloto automático con la excusa de un cambio en la política de la empresa y mándales un correo electrónico con las nuevas normas con puntos muy concretos: número de llamadas telefónicas permitidas, horas en que respondes a los correos electrónicos, pedidos mínimos, etc.

7. No trabajes de más para afrontar una situación no agobiante. Establece prioridades.
Si no estableces prioridades, todo parece ser muy urgente e importante. Si defines el asunto importante del día, casi nada parece ni urgente ni importante. A menudo es tan sólo cuestión de dejar que ocurran las cosas malas (devolver una llamada telefónica con retraso y pedir disculpas, pagar algo con recargo, perder un cliente poco razonable...) para asumir los asuntos importantes. La respuesta a una situación agobiante no es hacer equilibrios haciendo girar más platos, sino en definir las pocas cosas que pueden cambiar realmente tu trabajo y tu vida.

8. No lleves tu móvil encima todos los días 24 horas.
Libérate al menos durante un día a la semana de las ataduras digitales. Apágalos, o mejor aún, déjalos en casa. Yo suelo hacerlo todos los sábados y te recomiendo que dejes el móvil en casa si sales a cenar fuera. ¿Y qué si devuelves una llamada de teléfono una hora más tarde o a la mañana siguiente? Tal y como le comentó un lector a un colega molesto que trabajaba las 24 horas, los 7 días de la semana y esperaba que todo el mundo hiciera lo mismo: ‘No soy el Presidente de Estados Unidos. Nadie debería necesitarme a las 8 de la noche. Vale, no me localizaste, pero, ¿acaso ocurrió algo grave?’. Qué le respondió: nada.

9. No esperes llenar con el trabajo un vacío que las relaciones y las actividades fuera de él no consiguen llenar.
El trabajo no lo es todo en la vida. Tus colegas no deberían ser los únicos amigos que tengas. Establece un programa de prioridades, y defiende ese programa de prioridades ante los demás. No te olvides de la Ley de Parkinson y oblígate a aprovechar tu jornada laboral a fin de que tu productividad por hora no se pierda por el desagüe. Concéntrate, zanja los asuntos importantes y vete. Estar todo el fin de semana mandando correos electrónicos no es forma de pasar el poco tiempo del que dispones en este planeta.

Lo que ahora se lleva es concentrarse y cumplir con las obligaciones, pero sólo es posible una vez dejamos de lado las constantes distracciones. Si tienes problemas para decidir lo que ‘debes hacer’, simplemente concéntrate en lo que ‘no debes hacer’. Es un medio distinto para conseguir el mismo fin.

Por FRANCISCO ALCAIDE HERNÁNDEZ


viernes, 27 de junio de 2014

Reseña: ¿Quién te dijo que no puedes?

Reseña del libro: ¿Quién te  dijo que no puedes?
Moraima Oyola
autores@tisoc.com

Autora: Moraima Oyola Pizarro
Forjando un Nuevo Comienzo
2008

       El Libro ¿Quién te  dijo que no puedes? presenta la historia real de un  hermoso presente nacido sobre las huellas del  dolor. Es un homenaje  a la capacidad ilimitada de los seres humanos para sobrevivir y superarse. Es un manual para aprender a volar por encima del pasado, compartiendo herramientas  para ayudar a otros a vivir. Nos enfrenta sin reservas al desesperante drama de la pobreza  y la violencia. Describe con acierto las terribles emociones de una víctima, estremeciéndonos con su dolor  para luego devolvernos la vida.

       ¿Quién te  dijo que no puedes? narra la historia  de una joven empresaria  que vivió en extrema pobreza y fue sometida a maltrato por parte  de su padre durante los primeros dieciséis  años de su vida. Nos relata como a sus trece años  de edad comenzó a trabajar durante las madrugadas en un vertedero (lugar donde se arroja la basura) en su país natal, Puerto Rico.

       En su libro, Moraima Oyola  nos cuenta que hubiera dejado todo lo que tenía a cambio de recibir los abrazos de su padre y que por no tenerlos, sufría todo el tiempo. Al nacer, subió a un enorme barco lleno de desafíos y ensueños. Se encontró con una persona  que era la que la acompañaría durante todo el  viaje hasta llegar a puerto seguro. ¡Ese era su padre! Lamentablemente, esa no era su verdad. 


       El manual nos brinda detalles acerca de cómo su papá, durante todo el  viaje,  la dañó, hirió y maltrató bajándose en un puerto, dejándola  huérfana de amor  y de su compañía irreemplazable, enfrentando profundas  tristezas y enormes naufragios, pues en el asiento que dejó vacío nunca volvió  a sentarse nadie. Vio  su despedida, pero jamás  su regreso.

      Los primeros seis capítulos del libro hablan de los eventos más horribles que vivió en su casa, incluyendo cuando su padre intentó quemarla viva junto a su familia. También relata cómo su padre le ocasionó una herida en su pie con una botella de cristal, cuando ella tan sólo tenía solo 10 años, diciéndole: "Cada vez  que veas esa herida recuerda que me voy a encargar de que tú seas  una porquería y te convertiré en una basura".

      Los ocho capítulos restantes narran  cómo esta joven se levantó y decidió cambiar su historia convirtiéndose en una gran motivadora, cambiando su dolor por valor.

      La autora nos brinda  herramientas para alcanzar la abundancia  y vivir  en perdón al llevarnos a desarrollar  el potencial necesario para alcanzar nuestros sueños. Este libro  inspiracional  nos  enseña a:

      1. Nunca  aceptar  un no  por respuesta.

      2. Desarrollar la capacidad para el manejo de emociones.

      3. Vivir  decretando.

      4. No abandonar nuestro lugar.

      5. Creer aunque otros no crean.

      6. Conseguir la transformación de un guerrero empresarial.

      7. Herramientas  de  empoderamiento para llegar a  ser  un empresario  exitoso.

      8. Vivir  en perdón.

      9. Cambiar la dirección del viento.

      10. Cambiar la manera de ver las circunstancias.


      El libro es una invitación  a modificar nuestra manera de ver las cosas para  que surja un cambio que nos revele una  gran verdad. ¡En el mundo existen dos tipos de  personas: los realistas y los soñadores. Hay una gran diferencia entre ambos: los realistas  saben perfectamente hacia dónde van, los soñadores YA ESTUVIERON ALLÍ.

(Moraima Oyola es empresaria, motivadora y escritora puertorriqueña. Es Directora Ejecutiva de la fundación Forjando un Nuevo Comienzo, en su país natal. Fue premiada en   Estados Unidos  como la Mujer Award 2006. Ofrece talleres  de motivación  a la clase  empresarial y ha participado en foros junto a grandes personalidades  como Rigorberta Menchú.)  


miércoles, 25 de junio de 2014

Para ser feliz tomo decisiones




Me encanta la frase que dice “¿Tomas algo para ser feliz? Sí, tomo decisiones.”

La toma de decisiones implica elegir y son, precisamente, nuestras elecciones diarias lo que van haciendo nuestra vida.

Lo que eres hoy, lo que tienes, con quien estás y lo que estás viviendo son producto de tus decisiones y elecciones de ayer.

¿Eres feliz? ¿Te gusta tu vida? ¿Elegiste tú? ¿Dejaste que otros eligieran por ti? ¿Te gustaría cambiar tu vida? Preguntas difíciles ¿verdad?

El pasado no lo podemos cambiar y del presente quizá algunas cosas no, pero otras estoy segura de que sí. Son estos cambios lo que te traerá un futuro mejor. ¿No es en lo que todos pensamos, en un futuro mejor que nunca llega? No es cuestión de esperarlo, se trata de crearlo.

Ese futuro mejor no llega porque no actuamos en el presente, el futuro no se fabrica por azar o por suerte. Empieza a hacer cambios hoy y créate un futuro mejor. Un día será un presente que te permitirá seguir construyendo mejores futuros.

Todo es cuestión de decidir hacer cambios.


¿Qué cambios son esos?

Haz un repaso de tu vida y observa lo que no te gusta, lo que puedes cambiar, lo que puedes eliminar, lo que puedes mejorar y empieza por algo, aunque sea pequeño.

Cuando empieces a ver resultados, te animarás a seguir haciendo cambios. Cuidado, porque es adictivo y contagioso.

Seguro que conoces a alguien a quien has visto hacer un giro en su vida. La primera pregunta que le haces es ¿qué has hecho para estar tan bien? Y las posibles repuestas: cambié de trabajo, me separé, empecé a hacer deporte, me casé… o eliminé de mi vida lo que no me dejaba ser feliz. Cada uno tendrá sus propios frenos.

Si haces cambios ¿será tu vida un remanso de paz y felicidad? No, rotundamente no. La vida es una continua toma de decisiones y elecciones que conllevan miedo, inseguridad, incertidumbre. Y esto es lo que no nos gusta porque supone un esfuerzo, pero todo tiene un precio.

Es por eso que la felicidad es una elección, es una decisión. No se compra, no se vende, no se aprende, no está en los libros.

Hay elecciones que te ayudarán a estar mejor, sea como sea tu vida.

Elije tu actitud. Es la actitud la que dicta tus pensamientos, estos tus decisiones y como consecuencia tus resultados. En cada situación del día puedes elegir cómo reaccionar. No siempre lo hacemos de la mejor manera, pero con la práctica el tiempo entre la elección y la reacción se hace más largo. Sentirás que eres tú quien domina, no tu mente.

Elije tus hábitos. Todos tenemos hábitos que no nos ayudan a estar mejor. Si empiezas por uno de ellos y “decides” comprometerte a cambiarlo, el resultado será positivo “impepinablemente”. ¿Qué hábito vas a cambiar?
De la misma manera puedes incorporar nuevos buenos hábitos que sabes que sólo te traerán beneficios. ¿Cuál será el primero?

Elije tu compañía. Huye de las personas negativas, de las quejicas, de aquellas que sólo buscan aprovecharse de los demás, de las que están al tanto de la última mala noticia. No podemos evitar que nos hagan daño la primera vez, pero seguir cerca es una elección tuya.

Elije un tiempo para ti. Pensar en ti, tener tu tiempo, tu espacio y tu libertad no es ser egoísta. Es una necesidad. Para estar bien, lo primero es cuidarte física, mentalmente y espiritualmente.

Elije tus pensamientos. Quizá estés pensando que es fácil decirlo. Y te doy la razón, es fácil decirlo y difícil hacerlo. Pero si no empiezas, más difícil será que todo vaya mejor.

Gracias a que todo esto no es nada fácil, yo tengo trabajo… y tú también. Así que no le des más vueltas, no hay atajos para llegar a la felicidad. Has de empezar trabajando en ti y ese es el trabajo más difícil, pero el mejor remunerado.


¡Empieza tomando decisiones!

Por Mª Victoria Martínez Lojendio

viernes, 20 de junio de 2014

Visión: ¿Oportunidad o frustración?

¿Oportunidad o frustración?
Dr. Ariel Orama López
autores@tisoc.com


       Usted se encuentra frente a su escritorio con la mente en blanco. Su rostro fruncido y su semblante apagado denotan que ya lo ha intentado todo. Muchos ya encontraron la luz y la salida al final del laberinto: usted aún no lo ha logrado. Está a punto de sucumbir ante un océano bravío de incertidumbre e impotencia. Aunque existan varias alternativas que divagan en su mente, algo le detiene. Es evidente: acaba de ser atrapado por las garras de  la frustración.

       Primeramente, la frustración se caracteriza por ''un sentimiento desagradable que es producido  cuando las expectativas de un individuo no son satisfechas al no conseguir lo pretendido o deseado''. El caso de un estudiante de la escuela elemental que no logra aprender las tablas de multiplicar pese a sus múltiples intentos, o el de un escritor que no es capaz de finalizar su libro por encargo en la fecha límite, constituyen algunos ejemplos de este estado de aparente nulidad que provoca en los humanos sentimientos encontrados, entre estos se encuentran el enfado, la ansiedad, la tristeza y el temor.

       Resulta importante señalar que la intensidad - es decir, la fuerza y la magnitud con que se manifiesten dichos  síntomas asociados - y el nivel de tolerancia de la frustración -referente a la capacidad o incapacidad para manejar situaciones que provoquen este estado- son fundamentales para distinguir entre una frustración transitoria e inocua o una situación de frustración de carácter patológico.

       Existe una gran variedad de fuentes o causantes de la frustración, particularmente de tipo externo o interno. Las fuentes externas de la frustración corresponden a situaciones sociales o ambientales, tales como rechazar un nuevo empleo ante una enfermedad imprevista en la pareja, la notificación de rechazo a una propuesta que conllevó varios meses de trabajo arduo, entre otras. En este tipo de frustración, el control se encuentra fuera del individuo y está vinculado a factores imprevistos o no manejables.

       Por otra parte, las fuentes internas de la frustración se identifican como causantes que existen dentro del individuo y están relacionadas al conglomerado de cualidades y competencias que le caracterizan como ser  humano, tales como sus valores, creencias, conocimiento, nivel de introspección, entre otras. Se destacan cuatro subtipos de frustración, a saber:

       A. La frustración por barrera: se refiere a la existencia de cierto obstáculo que nos dificulta lograr un objetivo ya definido (por ejemplo: el estudiante que decidió solicitar únicamente a la escuela de medicina de mayor prestigio en la ciudad, pero obtuvo una puntuación baja en el examen de admisión y no podrá ser considerado).

       B. La frustración por incompatibilidad de dos objetivos positivos: corresponde a dos objetivos que son valorados por el individuo, pero que a su vez, resultan incompatibles entre sí (por ejemplo: el directivo que fue aceptado dentro una empresa respetada del extranjero y, simultáneamente, recibió la subvención requerida para implementar un proyecto independiente en su tierra natal).

       C. La frustración por conflicto evitación-evitación: ocurre cuando el individuo debe evitar dos situaciones particulares (por ejemplo: el abogado recién graduado que no se siente satisfecho con lo que estudió, pero deberá ejercer su profesión para poder sufragar los préstamos estudiantiles).

       D. La frustración por conflicto aproximación-evitación: está relacionado a una situación que provocará tanto  consecuencias positivas como negativas, de forma equitativa (por ejemplo: la elección de continuar viviendo en la casa alquilada que está cercana a la oficina y que fue obtenida por un buen precio, o el ofrecimiento para comprar una casa a bajo costo y con gran potencial, que se encuentra muy lejos del lugar de trabajo).

       Tomando en cuenta todos estos factores y aplicándolos al contexto laboral, hay una pregunta relevante que debemos considerar: ¿de qué manera repercutirá un empleado ''frustrado'' en su trabajo? La respuesta es  evidente: si un empleado manifiesta alguna situación de tipo frustrante, la empresa que representa también sufrirá  los estragos de la frustración. El comportamiento asociado con la frustración por parte de uno o más empleados puede traer consigo actitudes negativas de los directivos, el despido desmedido de empleados, diferentes tipos de sanciones, entre otras consecuencias graves. Todo ello ocurre ante la evitación (p. ej.: ausencias frecuentes),  desplazamiento (p. ej.: asumir una actitud ofensiva hacia el jefe) o la actitud pasivo-agresiva (p. ej.: estar de brazos  cruzados y no realizar el trabajo que le corresponde), de forma consciente o inconsciente y por parte del empleado que enfrenta la situación de tipo frustrante.

       Por estas y otras razones, les ofrezco una serie de recomendaciones simples y de gran valor para sobrellevar la frustración:

       1. Reconozca y normalice la experiencia asociada a la frustración: sea capaz de asimilar que está experimentando una situación de tipo frustrante y acepte que es transitoria. Dígase lo siguiente: ''Es normal que yo esté pasando por esta situación. Otras personas han pasado por la misma situación y han salido airosos''. Todo estado es transitorio, así que esta situación pasará.

       2. Identifique la ''causa matriz'' de su frustración: para encontrar la raíz de su situación actual, responda: ¿cuál es la verdadera causa que provoca que usted se sienta frustrado en estos momentos de su vida?, ¿qué subyace o se  esconde detrás de esta sensación de impotencia?, ¿qué técnica funcionó en ocasiones anteriores, que puede apoyarlo en su estado actual de frustración?

       3. Comparta con algún compañero de trabajo de su confianza o amigo sobre aquello que le molesta, perturba o detiene: co-cree un espacio abierto al diálogo y solicítele una opinión a su interlocutor desde su posición como ''observador a distancia'': ¿cómo ve su interlocutor su situación actual desde afuera?, ¿qué factores puede  observar desde su posición de ''observador'' que usted no ha sido capaz de tomar en cuenta por estar inmerso en la situación?, ¿qué es lo peor que puede pasar si usted toma esta decisión versus la otra?, ¿qué no ha intentado aún?

       4. Colóquese el sombrero de mago o consultor creativo: si usted fuera un mago y tuviera que ''crear de la nada'' cincuenta formas creativas de obtener aquello que desea y no ha sido posible, o cincuenta salidas para ''escapar''  de cierta situación de tipo frustrante: ¿cómo lo haría?, ¿qué haría?

       5. Establezca metas y objetivos específicos a partir de la realidad: muchas veces la frustración está asociada a expectativas muy altas, estructuras rígidas o incluso al perfeccionismo.

       6. Actúe ''como si'' o ''as if'': tome doce horas de su vida para actuar como si no existiera dicha frustración. Analice: ¿cómo sería su vida si se desconectara totalmente de dicha frustración?

       7. Respire y contacte con la Tierra: usted es un ser viviente. El mundo continuará girando con sus miles de opciones para triunfar, no importa en el momento de vida en que usted se encuentre. Camine y haga ejercicio: respire profundamente y conéctese con su paz interior.

       8. El entorno perfecto para la frustración: ¿qué elementos u objetos de su oficina exacerban su experiencia de frustración? ¡Elimínelos de su vista! ¿Acaso comparte sus momentos de frustración con un grupo de individuos  cuya vida es gobernada bajo el paradigma de la victimización o el catastrofismo, o con personas centradas y encaminadas hacia el éxito? ¿Qué aliados lo apoyarán para poder crear un plan de contingencia para sobrevivir ante los estragos de la frustración? ¿Qué debería aprender de la persona que más admira para poder sobrellevar esta experiencia? ¿Cómo su mentor o jefe resolverían los conflictos vinculados a esta frustración?

      9. Un día a la vez: cultive el desapego como estilo de vida y el arte de cultivar la paciencia y ''el aquí y ahora''; esto le permitirá observar sus situaciones con ojos nuevos y trascender su visión actual.

      10 . Cree un plan de acción. Una vez haya: 1) determinado el origen de su frustración, 2) analizado su estado  actual desde múltiples perspectivas, 3) establecido objetivos realistas y específicos, 4) aprendido a desconectarse de dicha situación y 5) mejorado su entorno hacia uno más positivo, 6) cree un plan de acción basado en pasos diarios que le permitan enfrentar la frustración.

      Si nota que la situación que le provoca la frustración se ha intensificado por medio de emociones específicas (tristeza, ansiedad, euforia) o han aparecido ''emociones destructivas'' (p. ej.: odio intenso hacia lo que hace, coraje incontrolable con su jefe), busque ayuda de un profesional de la conducta humana, un ''coach'' certificado o un allegado que le apoye en el proceso de determinar qué recursos profesionales o tipo de ayuda resultarán indispensables en este momento de su vida.

      En el contexto empresarial, implemente programas de ''coaching''  para potenciar el capital humano, además de los programas de capacitación ya existentes. Mediante la relación profesional continua que otorga el proceso de ''coaching'', sus empleados no sólo serán capaces de reconocer sus metas y objetivos principales, sino que  también aprenderán los mecanismos para ejecutarlos de una forma  adecuada y valerse por sí mismos. Por estas y otras razones, resulta indispensable: 1) explorar cuán realistas y tangibles son sus deseos; 2) prever cómo reaccionará si se cumplen o no dichas expectativas; 3) reconocer su nivel de tolerancia a la frustración; 4) desarrollar la motivación intrínseca requerida para encaminarse a sus deseos y metas; 5) nutrirse de herramientas personales y profesionales para sobrellevar ésta y cualquier otra situación y, finalmente, 6) ser capaz de diseñar un plan de acción con versiones A, B y C para los distintos escenarios que le presente la vida.

      No lo olvide: la varita mágica no existe.
Enfrentar la frustración requiere de un proceso de crecimiento personal/profesional continuo y de asumir responsabilidad a nivel individual y colectivo. Sea capaz de tomar el timón de su vida -independientemente de los vaivenes - y muestre apertura para recibir apoyo por parte de sus compañeros de la tripulación denominada ''vida''.

      Hasta Thomas Edison tuvo que realizar miles de ensayos para perfeccionar uno de los inventos más importantes que hoy conservamos: la bombilla. Conviértase en la luz y la perseverancia de Edison: usted será capaz de hallar la salida, sin importar los intentos. Finalmente, ¿qué hará usted, hoy, para transmutar sus estados de frustración en un mar de oportunidades?

(El autor es psicólogo clínico, Coach Creativo Certificado, Coach Ejecutivo/Corporativo y Facilitador Autorizado de CoachVille Spain/The Internacional School of Coaching. Es profesor del departamento de Psiquiatría de la Escuela de Medicina de Ponce.).


lunes, 16 de junio de 2014

Sólo hay una manera de medir el éxito…

Hace unos años fui invitado a Expomanagement. Escuché a Michael Porter (Estrategia); Jeffrey Sachs (Economía); Nicholas Negroponte (Tecnología): William Ury (Negociación); Arie De Geus (Organización Inteligente); George Bush (Globalización); Thomas Steward (Capital Intelectual); Jack Welch (Liderazgo); Philip Kotler (Marketing) y tomé muchas notas que aún continuo repasando ya que la mayoría siguen estando de rabiosa actualidad a pesar del tiempo…
Hoy quiero compartir contigo algunas de las cosas que dijo Michael Porter y que tal vez puedan ayudarte en tu tarea diaria, sobre todo si eres de las personas que se tienen que estrujar el cerebro para diseñar una estrategia de éxito. Aquí las tienes:
♦ El 75% de las empresas no tienen estrategia y se limitan a copiar a sus competidores.
♦ Si todo el mundo persigue el mismo objetivo, las compañías terminan por parecerse cada vez más y, entonces el cliente elige en base al precio.
♦ Las empresas no deben intentar ser las mejores, sino ser singulares.
♦ Deben destinar sus recursos a innovar y descubrir nuevas necesidades que puedan cubrir mejor que nadie.
♦ Algunos ejecutivos confunden la estrategia con las aspiraciones.

♦ La estrategia es lo que permite obtener una ventaja competitiva y alcanzar aspiraciones como ser líder, aumentar las ventas o ganar cuota.
♦ Todo el mundo hablaba de visión y misión.  Yo creo que debemos olvidarnos de eso.
♦ ¡Visión es lo que tienes cuando no has dormido en tres días!  La estrategia, en cambio, permite diferenciarse de los demás.
♦ Aerolíneas Southwest ha sabido distinguirse de sus competidoras.  Su modelo, basado en el bajo precio, le ha convertido en la firma más rentable del sector en USA. ¿Se puede decir que es la mejor?  Para mí no.  Yo quiero que me reserven el asiento, viajar en primera y comer durante el viaje.
♦ La estrategia supone hacer que los clientes estén contentos.  Nos han enseñado a hacer siempre lo que ellos quieren.  ¡Es un error!
♦ Una estrategia conlleva decidir qué necesidades específicas de ciertos clientes vamos a satisfacer.  Y el resto, que se aguante, porque, si intentamos tener contentos a todos, nos quedamos sin estrategia.
♦ Los directivos continuamente están haciendo preguntas equivocadas.  ¿Cómo construir el mejor coche?  ¡No!  ¿Qué cualidades voy a necesitar para ser singular?  Ésa es la cuestión.
♦ El mundo de los negocios tiene desenfocados sus objetivos.
♦ Hay quién considera que la estrategia es revolucionaria.  Con Internet, se decía que había que transformarlo todo, ponerlo patas arriba.  Y, ¿qué pasó?  Pues que no hubo muchas revoluciones.

♦ Basar las estrategias en el valor de la acción es una manera casi segura de arruinar la empresa.
♦ Los analistas pueden ver un balance, pero no entienden el negocio que se esconde detrás de esas cifras.
♦ Actualmente, una idea muy peligrosa es que el mundo está cambiando y los cambios son cada día más rápidos.  No está demostrado pero todo el mundo lo dice.
♦ Ante los cambios, debemos olvidarnos de la estrategia y ser más flexibles.  ¡No, esto no es verdad!
♦ Flexibilidad y estrategia no son dos conceptos incompatibles.  Siempre que una compañía se mantenga fiel a su estrategia, puede configurar estructuras más ágiles.
♦ La estrategia exige continuidad, pero esto no significa quedarse anclado en el pasado, sino utilizar las innovaciones como una herramienta de mejora.


Como puedes ver se trata de un resumen que tiene mucho contenido. A mí me han servido en más de una ocasión. Espero que a ti también te puedan ser útiles.
Por Jaime Pereira

viernes, 13 de junio de 2014

Coaching con caballos: Reflejos emocionales

Reflejos emocionales

Talia Soldevila

autores@tisoc.com

       Toda relación involucra emociones. Pero, el efecto que producen las emociones en nuestro cuerpo es algo que realmente no acabamos de entender, incluso en los albores del siglo XXI. La condición cultural y social nos ha enseñado a suprimir y esconder las emociones. Desde nuestra infancia nos educan a contenerlos, a reprimirlos y, peor aún, a camuflarlos. Esta nefasta práctica la llegamos a dominar con tal maestría que el autoengaño emocional se convierte en un modus operandi habitual que incorporamos en nuestra vida día a día.

       Los caballos son unos maestros expertos en captar el nivel energético de las emociones; su supervivencia ha dependido de ello.  Durante las sesiones de coaching con caballos, los clientes experimentan un sinfín de emociones. Estas emociones quedan reflejadas en su cuerpo y son, a su vez, captadas por los caballos.

       Funcionamos emocionalmente a unos niveles mucho más profundos de lo que somos conscientes. Tenemos falta de práctica. Cuando trabajamos a partir de las emociones, estamos abriendo un canal basado en la honestidad con nosotros mismos. Utilizamos el cerebro derecho, dando paso a la intuición, percepción y captación emocional. El cambio que se produce de la consciencia emocional es muy gratificante.

       Recientemente hice una sesión de demostración de coaching con caballos para cuatro personas que deseaban ofrecérselo a sus clientes. Eran dos parejas de mediana edad. Fue una sesión muy particular, ya desde el principio. Para mí, las sesiones comienzan en el momento en el que llega el cliente a casa, incluso antes de comenzar a trabajar con los caballos. Es parte del proceso llevar a los caballos desde el prado hasta la pista: antes de comenzar formalmente,  los caballos ya me están indicando cosas acerca del cliente.

       En esta oportunidad, los clientes aparcaron su coche, bajaron y nos saludamos. Posteriormente, fuimos a buscar dos caballos: Miguelito y Wilma, mientras charlábamos animadamente. Todo indicaba que había ganas de trabajar, buena disposición y, francamente, todos parecían encantadores.

       Suelo coger solamente a un caballo porque sé que el otro nos seguirá. En esta ocasión cogí a Wilma, pero el otro caballo, Miguelito, que siempre sigue, no lo hizo. Lo llamé insistentemente, pero él no tenía ninguna intención de acercarse.

      Una de las mujeres tenía experiencia con caballos, así que le pedí que cogiera a Wilmamientras yo iba en busca de Miguelito. Me sorprendió ver que estaba realmente inquieto, comportándose como un potro de dos años, brincando, correteando de un lugar a otro. Finalmente, pude llevarlo a la pista, pero a medida que nos acercábamos, él se inquietaba cada vez más. Yo ya estaba alertada de que algo andaba mal, pero todavía no sabía con precisión de qué se trataba.

      Comencé a explicar la actividad a los clientes. Las cuatro personas tenían que participar. De repente, uno de los hombres dijo de manera bastante agresiva: "Ah, ¡yo NO voy a participar!". Me quedé bastante sorprendida y en tono de broma dije: "Bueno, habéis venido para ver cómo se desarrolla una sesión de trabajo en equipo, así que ¿por qué no entramos todos en la pista y vemos qué sale?" El hombre murmuró algo, se giró sobre los talones y marchó diciendo que esperaría a sus amigos en el coche. El otro hombre rápidamente intentó suavizar la situación diciendo algo como que debía tener un mal día. Miguelito Wilma habían estado paseándose por la pista mostrando su inquietud pero, a partir del momento que se fue ese hombre, comenzaron a tranquilizarse y  a relajarse un poco. Yo también. Miguelito claramente había reflejado el estado emocional del hombre desde el momento en que llegaron a casa.

      Iniciamos la sesión haciendo actividades de cohesión de equipo que se desarrollaron con dificultad. Los caballos estaban dispersos, sobre todo con la mujer que era la esposa del "desaparecido" y que se comportaba como si nada hubiera pasado. El grupo no lograba cohesionar y cada vez que se acercaba esta mujer, los caballos se giraban tranquilamente y la dejaban sola. Como esto se repitió en tres ocasiones diferentes comencé a ver un patrón de conducta por parte de los caballos y aproveché para decirles a los clientes:
·         - "He notado que los caballos se alejan cuando te acercas", a lo que la mujer contestó
·         - "Quizás no quieren estar conmigo". 


Le pregunté si le preocupaba que no quisieran estar con ella. Se encogió de hombros y dijo:
·         "Un poco".
·         - "¿Y tú, quieres estar con ellos?",  le pregunté. 
·         - "Sí, me gustaría", respondió.
·         - "Entonces, ¿qué podrías hacer para que se te acercaran?" 


La mujer se quedó pensativa y finalmente dijo:
·         - "Quizás si los acaricio tendrán ganas de quedarse a mi lado".
·         - "¿Quieres probarlo?" le dije. Asintió con la cabeza y se acercó con una mano extendida a Wilma. La yegua marchó y la mujer se rió, pero su cuerpo se tensaba.  
·         - "¿Qué más podrías hacer?", le comenté.  
·         - "No lo sé",  me respondió. 
·         - "Cuando en tu vida la gente se aleja de ti,  ¿qué sientes?", pregunté.
·         - "Enfado", fue su respuesta. 
·         - "El caballo se ha alejado de nuevo, ¿sientes enfado?" 


La mujer se quedó mirando a Wilma con ojos vidriosos. Tomó aliento y dijo:
·         - "Sí, estoy muy enfadada. Lo que ha hecho mi marido antes me ha avergonzado y enfadado".
·         "¿Y ahora qué sientes?", le pregunté. 


En ese momento Miguelito dejó salir un enorme suspiro. La mujer se rió, tomó aire y también suspiró acercándose a Wilma, que en esta ocasión permaneció quieta mientras ella le acariciaba.
·         - "Parece que Wilma ahora quiere estar contigo", le remarqué. "¿Qué ha cambiado?"

Su sonrisa fue casi la de una niña tímida cuando dijo:
·         - "Que ya no escondo mi enfado y me siento mejor ahora que lo he dicho en voz alta".

       Seguidamente, las otras dos personas se unieron a esta declaración, reconociendo que todos estaban muy incómodos por el comportamiento de su amigo. A partir de este reconocimiento colectivo, cambió la dinámica del grupo, incluyendo la de los caballos.

       Los caballos son de una enorme ayuda en las sesiones de coaching. Del caso que acabo de relatar, resaltaría varios puntos que, al margen del objetivo inicial de la sesión, dejan ver cómo los caballos tienen el don de sacar temas a la luz que en realidad son centrales:
·         - La inquietud de Miguelito reflejó no sólo el comportamiento del hombre que abandonó la pista, sino la tensión que había en el grupo. (Luego me enteré de que tenía mucho miedo a los caballos).
·         - Ambos caballos reflejaron la falta de conexión del grupo, sobre todo de la mujer, hasta que ésta reconoció su enfado. 
·         - El método de la formulación de preguntas a partir del comportamiento del caballo, facilitó que  cliente no se sintiera juzgada y que se abriera una vía más limpia para abordar el tema central.
·         - A partir de la aceptación colectiva, los clientes pudieron experimentar un cambio real y positivo como "equipo".

La aceptación de la emociones nos facilita el progreso en nuestro crecimiento personal. Los caballos son facilitadores para llegar a esta aceptación y para vivenciar los cambios positivos que se derivan del reconocimiento emocional.

(Talia Soldevila es Coach Personal formada por TISOC y especialista equina).




lunes, 9 de junio de 2014

Conectar con uno mismo para ser feliz

No es la primera vez que digo que la única manera de ser feliz es conectar con uno mismo, con quién de verdad somos. Pero ese Yo real está oculto bajo un montón de cosas que no somos pero creemos ser. Y sacar todas esas capas es un trabajo laborioso, que requiere de esfuerzo y voluntad. Y en la mayoría de casos ayuda externa. Alguien que nos ayude a tener la objetividad que somos incapaces de tener.

Así que si de verdad quieres conocerte, ya sabes que vas a requerir de ayuda, voluntad, esfuerzo y un mantenimiento en el tiempo. Y constancia, mucha constancia. Y quizás este último punto es uno de los que resulta más débil en la mayoría de la gente. Constancia significa que es un trabajo que hay que hacer a diario. No basta con ir cada quince días a terapia y luego no aplicar nada de lo aprendido-observado hasta el día antes de la siguiente sesión. Ese no es el camino para ser feliz. Hay que estar ahí a  diario. Y para eso hay que pararse más.

Cuando nos encontramos más o menos bien y las cosas nos funcionan (o funcionan del modo en que nos hemos acostumbrado a que funcionen) nos cuesta mucho parar. Entramos en una rutina y una cierta dinámica (levantarnos, trabajo, desplazamientos, higiene personal, alguna actividad de ocio…) y seguimos ahí en piloto automático. Y para conocerse hay que parar. O mejor dicho, hacer algunas cosas con conciencia plena. No es necesario, porque además sería muy complicado, hacerlo todo con conciencia plena. Pero algunas cosas sí.

Uno de los modos de hacer esto es la meditación. No estoy hablando de hacerse un experto meditador ni un monje monástico, pero si de parar, respirar y estar con uno mismo. Existen muchos sistemas e incluso técnicas guiadas para los que somos de mente activa y dispersa. Yo suelo hacer las meditaciones guiadas de Andy Puddicombe a través de su programa Headspace. Es un sistema sencillo de seguir y adaptado a nuestra mente occidental. Eso sí, en inglés. Pero tú puedes elegir la técnica que más te guste y que mejor se adapte a ti. El objetivo es parar y estar contigo mismo unos 20 minutos por día.

El hecho de parar nos permite estar más en contacto con cómo nos sentimos y cómo estamos interiormente. Y también sentir el cuerpo. Porque el cuerpo es muchas veces el gran olvidado. Y nuestro cuerpo es uno de los modos en que podemos aprender a saber quién somos. Nuestro cuerpo reacciona a cada uno de nuestros pensamientos y emociones y nos envía constantemente señales. Cuando aprendemos a escuchar y leer esas señales empezamos a saber qué nos gusta y qué nos disgusta. Que nos acerca a quién somos y qué nos aleja. Además de meditar, una ayuda para leer esas señales esrelajarse y sentir el cuerpo. Aquí también puedes usar técnicas de relajación, yoga, tai-chi, cualquier disciplina en la que haya poca mente y mucha conciencia corporal.

Estos métodos de parar no son, como he dicho, suficientes por si solos. Pero sin ellos es difícil que el resto surta efecto. Conocerse es quizás la tarea más importante que tenemos que hacer en nuestra vida. Pues a partir de ahí todo el resto surgirá solo e irá conectado desde el centro de nuestro Ser. Por tanto, todo esfuerzo para conseguirlo estará bien empleado. Claro que puedes vivir tu vida sin hacerlo e incluso puede que tengas mucha suerte y consigas sentirte bien con ello. Pero la vida no siempre es tan amable y ante cualquier problema un poco serio, esa máscara caerá y te darás cuenta de que lo construido era un castillo de naipes. Para que haya solidez, ha de haber profundidad. Y eso no es gratis, requiere de un trabajo como el que te he comentado.

Como siempre, la decisión es tuya. Como dijo Morfeo a Neo en una genial metáfora: Con el tiempo aprenderás que hay diferencia entre conocer el camino…y andar el camino. Yo solo puedo mostrarte la puerta, eres tu quien debe abrir”. 


¿Estás dispuesto a andar el camino? 

Por 
Mertxe Pasamontes